Némesis, era la diosa griega de la justicia retributiva, la solidaridad, la venganza, el equilibrio y la fortuna.
Castigaba a todos los que no obedecían a aquellas personas con derecho a mandarlas; y sobre todo a los hijos que no obedecían a los padres. Vengaba a los amantes infelices o desgraciados por el perjurio o la infidelidad de su amado/a.
En la tragedia griega, en el teatro cumplía su función educativa tratando de conmover a los espectadores a través, por ejemplo, de la némesis que los dioses del Olimpo infringían a los mortales dominados por la soberbia.
Estamos en una época en la que casi nadie tiene miedo de nada; ni a la justicia humana ni a la divina, progresivamente se les ha ido perdiendo el respeto de tal forma que ya, cada vez menos, imponen su respeto.
Y como el infierno y el purgatorio se han difuminado eliminando su supuesto castigo, pues...
Menos mal que ya nadie, o casi nadie, cree en los dioses del cielo griego, porque si le rezarán mucho a la diosa Némesis nos íbamos a quedar más solos que la una.
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