Hay una forma muy comĂșn de decir algo sin decir absolutamente nada cuando se contesta a una cuestiĂłn:
- Puede que sĂ, puede que no.
Es una buena forma de contestar a esa pregunta, que desde del principio de los tiempos se hacen, o nos hemos hecho muchos:
-¿Es buena la soledad?
A veces sĂ, a veces no; lo que no debe de ser bueno es utilizarla como escudo, y a veces como arma arrojadiza; en soledad no tienes que lidiar con la gente, no tienes que discutir casi nunca, no necesitas transigir en casi nada y no tienes porquĂ© acoplarte a ningĂșn tipo de convivencia; al estar solo, o sola, haces lo que realmente te viene en gana.
Ese tipo de soledad cĂłmoda, tranquila, independiente, se convierte poco a poco en adictiva; la paz que anida en tu interior, en un momento determinado, se convierte en peligrosa, cuando no soportas ,poco a poco, a nada ni a nadie.
Algunos dicen que la soledad es triste y otros le responden que la soledad nunca miente, nunca falla y mucho menos traiciona.
Yo considero que la soledad solo es buena para meditar, pero incluso asĂ, te acompaña tu conciencia. Yo prefiero la compañĂa; pero no cualquier compañĂa, a cualquier precio para no estar solo, porque entonces me estarĂ© equivocando de nuevo.
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