No obligues a nadie a quererte, mejor oblĂ­galo a irse. Quien insista en quedarse, es quien realmente te quiere. Siempre seremos para alguien, la persona correcta que conocieron en el momento equivocado.

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18 enero 2019

EL FUEGO Y EL AMOR.

El amor no es una candela eternamente encendida, el amor es una hoguera que pasa por las mismas etapas que el mismĂ­simo fuego.
Una mirada puede encender las ramas superfluas e iniciar la llama, pero esa llama necesita la leña del aspecto fĂ­sico, del viento de la palabra, del oxĂ­geno de la inteligencia y de la luz de la simpatĂ­a para que se convierta en un fuego. 
Como todos los fuegos, algunos amores son incontrolables, y como esos fuegos, solo producen desastres.
Puede ocurrir que el encendido solo sea superficial, que no prenda en el corazón de la leña, por lo que al poco tiempo de empezar a arder, morirå ahogado por la falta de interés en que arda.
Si queremos que el amor tenga vivacidad, que estĂ© vivo mucho tiempo,  hay que estar aportando leña continuamente, en cada etapa del amor, pero como los buenos guisos, el amor tiene que arder a fuego lento.
Si alguna vez se apaga, después de mucho tiempo ardiendo, siempre quedarå el rescoldo templado del respeto y el aprecio de a quien has amado; otra cosa es que uno u otro de los amantes vierta un barreño de agua fría en las brasas, entonces sólo quedarå un negro tizón donde alguna vez hubo calor.
Cuando la leña se esté agotando, y cada vez los leños sean mås pequeños a la hora de arder, el calor de los corazones mantendrå viva la lumbre del amor hasta el final de los días, e incluso hasta después de la existencia terrena.

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