No obligues a nadie a quererte, mejor oblígalo a irse. Quien insista en quedarse, es quien realmente te quiere. Siempre seremos para alguien, la persona correcta que conocieron en el momento equivocado.

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18 enero 2019

CHUMBERAS.

Yo viajo a menudo en tren, ese cercanías que nos lleva a Sanlúcar y que tanto trabajo y lucha costó; un saludo a mi amigo Juan Escámez allá donde esté, uno de los alcaldes, si no el que más, artífice de ese tren.
En el trayecto desde Sevilla, una vez se sube la cuesta hacia Camas, el paisaje va cambiando, predominan los olivares y las pequeñas huertas, algunos girasoles y tierra calma; pero desde un tiempo a esta parte, ese paisaje tan conocido por mí, desde que tengo uso de razón, está cambiando; hoy, observando los linderos del campo a la vía, o las lindes entre fincas colindantes, me he dado cuenta que las chumberas o pitas, como también las hemos llamado, casi han desaparecido del paisaje, y las pocas que quedan, agachan la cabeza como claudicando de su predominio pasado. ¿Nadie ha podido ayudarlas?
La daptylopius o cochinilla del carmín, es la responsable de que hayan desaparecido la mayoría de las chumberas, manchas algodonosas que se adhieren a la chumbera y le chupan la savia dejándola tocada de muerte. 
Lo malo de todo esto, aparte de que esa tradicional planta pueda desaparecer, es que esa cochinilla del carmín, anida en los labios pintados y en los que están sin pintar de mucha gente; hay tantas cochinillas parásitas en todas las instituciones y por todos lados,  que pudiera ser que, en un tiempo no lejano, acabaran con la savia que las mantiene vivas y que nos ayudan a mantenernos vivos a nosotros, y entonces...
Como decía mi amiga de La Luisiana:
¡Al coño "puí"!

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