Hoy me he enterado de buena tinta (nunca mejor dicho) que el destino no es el tal destino; Destino es el apellido de una persona.
Esta persona está sentada en la mesa de trabajo de su despacho donde están archivados los expedientes de las escrituras de las vidas de cada uno de nosotros.
Me han susurrado al oído que tiene una pluma de oro que es excepcional; esa pluma se puede dirigir manual o mentalmente y con ella y su tinta mágica describe el devenir de la existencia de cada uno de nosotros.
La pluma tiene una tinta inagotable y está continuamente escribiendo, y escribiendo, y escribiendo.
El Señor Destino, levanta la pluma para elegir el expediente de la persona en sí en el que escribir; ipso facto el expediente se presenta abierto por el día y la hora de hoy en la mesa del Señor Destino.
El Señor Destino levanta la pluma y piensa...
¿Qué le hacemos hoy a este o a esta desgraciado o desgraciada?
-¡Ea, "po" toma, hoy pierdes, a las 11:45 la cartera con los 175€ que tienes en ella!
El pobre propietario del billetero, cuando a las 11:50 le va a echar mano a la cartera para comprar medio kilo de picotas, medio melón y un cuarto de sandía...
¡Coño, he perdido la cartera!
Y como el frutero no tenía TPV (Terminal punto de venta) o datáfono ,como hoy lo llaman, pues al carajo, para casa sin postre.
¡Valiente hdp es el Señor Destino, me han robado la cartera!, pensó el desdichado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario