Muchas veces, seguro que hemos intentado medir el tiempo, el espacio de tiempo que ocupa un minuto.
Ha habido momentos en los que cada minuto ha pasado como casi un segundo:
Viendo una divertidĂsima pelĂcula, disfrutando de un espectĂĄculo grandioso, un partido de fĂștbol en el que tu equipo juega muy bien pero no marca, y va perdiendo por diferencia, un Ă©xtasis placentero, un beso de esos "apretaos" de tornillo, los dĂas de vacaciones...
En todos esos momentos, y en muchos mĂĄs, ese tipo el tiempo no pasa, ese tiempo vuela.
No asĂ cuando necesitas que pase lo mĂĄs rĂĄpido posible, y no lo hace:
Que llegue el primer dĂa de trabajo, la finalizaciĂłn de una operaciĂłn o simplemente el resultado de una analĂtica, los dĂas hasta que lleguen las vacaciones, el examen del carnet de conducir, un parto, si te encuentras sumido o sumida en una depresiĂłn...
En todos estos momentos pareciera que el tiempo no corriera, que el reloj estuviera dormido.
Todo esto lo que indica es que el paso del tiempo es subjetivo (perteneciente o relativo al modo de pensar del sujeto); es decir que el tiempo pasarĂĄ dependiendo, muy mucho, de la forma de pensar de cada sujeto.
En un partido de fĂștbol, para los hinchas de un equipo el tiempo pasarĂĄ rĂĄpido y para los de otro serĂĄ demasiado lento, todo dependerĂĄ del pensamiento de cada uno de los hinchas.
Y por supuesto toda pregunta tiene una respuesta.
¿QuĂ© tan largo puede ser un minuto?
Siempre dependerå de en qué lado de la puerta del baño estés.
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