Querida prima:
La existencia te ha premiado con 50 años de vida, diez lustros que te ha regalado con una familia excepcional, con unos grandes hermanos (además de altos), con unos padres geniales, un marido extraordinario y unos hijos lindos.
También te dio, no hace mucho, un buen palo, un palo grande que asumiste con entereza, sin perder la sonrisa, aceptando lo que vino y la solución del problema, que para una mujer es un trago importante.
Ese "cangrejo maldito" te mordió en el pecho, tuviste que soportar operaciones, quimioterapia, y sobre todo, y lo más importante, el suplicio de la ducha y el espejo.
Nunca perdiste tu preciosa sonrisa y esa luz que irradian esos ojos tuyos azules.
Tus cabellos, segados por la "quimio", han brotado de nuevo con unos caracoles rubios que son la envidia de los que peinamos canas y paseamos desde hace tiempo ya un "porla" (calvicie, o frente grande de por la señal de la Santa Cruz) considerable.
El calvario que has pasado, o estás pasando, ha hecho cambiar tu semblante, y tu capacidad de sufrimiento; pero no tu sencillez, tu simpatía y tus ojos...
Hacen, querida prima Carmen María, que estés todavía más guapa, más elegante, y más risueña que antes del mordisco del "puto cangrejo".
Es verdad que cuando se le ven un poco, o un mucho, las orejas al lobo, se miran y entienden las cosas de otra forma y tu vida cambia, obvias las tonterías y te centras en las cosas importantes, sobre todo con la gente que quieres, y solo pretendes vivir lo mejor posible y en paz.
La existencia te ha premiado con 50 años de vida, diez lustros que te ha regalado con una familia excepcional, con unos grandes hermanos (además de altos), con unos padres geniales, un marido extraordinario y unos hijos lindos.
También te dio, no hace mucho, un buen palo, un palo grande que asumiste con entereza, sin perder la sonrisa, aceptando lo que vino y la solución del problema, que para una mujer es un trago importante.
Ese "cangrejo maldito" te mordió en el pecho, tuviste que soportar operaciones, quimioterapia, y sobre todo, y lo más importante, el suplicio de la ducha y el espejo.
Nunca perdiste tu preciosa sonrisa y esa luz que irradian esos ojos tuyos azules.
Tus cabellos, segados por la "quimio", han brotado de nuevo con unos caracoles rubios que son la envidia de los que peinamos canas y paseamos desde hace tiempo ya un "porla" (calvicie, o frente grande de por la señal de la Santa Cruz) considerable.
El calvario que has pasado, o estás pasando, ha hecho cambiar tu semblante, y tu capacidad de sufrimiento; pero no tu sencillez, tu simpatía y tus ojos...
Hacen, querida prima Carmen María, que estés todavía más guapa, más elegante, y más risueña que antes del mordisco del "puto cangrejo".
Es verdad que cuando se le ven un poco, o un mucho, las orejas al lobo, se miran y entienden las cosas de otra forma y tu vida cambia, obvias las tonterías y te centras en las cosas importantes, sobre todo con la gente que quieres, y solo pretendes vivir lo mejor posible y en paz.
¡Un monstruo vino a verte y le diste una buena somanta de palos! Esperemos que sea así per saecula saeculorum.
¡Qué grande eres prima! ¡Qué fuerte eres, prima! Y también ya eres cincuentona.
Que vivas otros cincuenta más por lo menos, y yo que los vea, je je je je.
¡Te quiero guapa!
¡Qué grande eres prima! ¡Qué fuerte eres, prima! Y también ya eres cincuentona.
Que vivas otros cincuenta más por lo menos, y yo que los vea, je je je je.
¡Te quiero guapa!
Un besazo de tu primo.
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Foto seleccionada del facebook de mi prima. |
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