No obligues a nadie a quererte, mejor oblĂ­galo a irse. Quien insista en quedarse, es quien realmente te quiere. Siempre seremos para alguien, la persona correcta que conocieron en el momento equivocado.

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30 julio 2022

ACONSEJAR.

Me quiero referir hoy a Miguel, una persona gentil, amable y educada de la localidad de Lorca (Murcia) con el que hemos compartido algunos ratos, y que el otro dĂ­a nos reunimos en uno bueno.
Y hubo una cosa que me llamĂł la atenciĂłn...
EstĂĄbamos hablando de lo fĂĄcil que es dar un consejo.
Lo extremadamente sencillo que es decirle a la gente lo que tiene que hacer, o mĂĄs bien, lo que tĂș crees que deben hacer.
Lo sumamente simple que consideramos indicar a las personas (sobre todo a amigos y familiares) lo que deben de sentir, o lo que deben de pensar, cĂłmo actuar, o cĂłmo comportarse con los demĂĄs.
Qué claro lo vemos cuando decimos al que tenemos enfrente:
-Lo que tienes que hacer es dejar de fumar.
Qué diåfano lo observamos cuando advertimos:
- Estas muy gordo, deberías ponerte a régimen.
Qué fåcil cuando aconsejamos:
- A ese, o a esa, no lo vuelvas a ver; lo que te hace es daño, mejor te quedas solo o sola.
En fin, tantos dimes y diretes aconsejando, asesorando, incitando, o incluso, obligando a hacer algo a alguien.
Mi amigo Miguel Romera, de Lorca (Murcia) decĂ­a el otro dĂ­a:
"No es lo mismo dar consejo que dar trigo"
Si tuviéramos que dar dinero al aconsejado en la misma cantidad que consejos, quizås no daríamos tantos.




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