No obligues a nadie a quererte, mejor oblígalo a irse. Quien insista en quedarse, es quien realmente te quiere. Siempre seremos para alguien, la persona correcta que conocieron en el momento equivocado.

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10 julio 2022

UNA CUBA..

La vida, tu vida, está dibujada en tus recuerdos; esos recuerdos impresos en fotos, en cuadros, en cosas que has ido atesorando, e incluso en documentos.
Te pasas la vida guardando fotos, por ejemplo, antiguamente en álbumes de fotos y ahora, claro está, en el móvil o en discos compactos.
Guardas cuadros pintados por tus tíos, incluso por ti mismo y tus hijos, o comprados.
Atesoras plumas o bolígrafos especiales.
Hay quien conserva sellos, antiguas películas de vídeo, vajillas, cristalerías, discos de vinilo, discos compactos de música, libros, y más libros, y otra vez libros.
Muñecos de tus vástagos, cosas que utilizaron tus hijos de pequeños (corralito, cochecito, bañera, etc.), manteles, y una carpeta importante de documentos de parte de tu existencia.
Todos esos recuerdos son tuyos, y solamente tuyos, ni incluso se pueden decir que son de la pareja con quien compartes tu vida, ella tiene los suyos.
Pero llega un momento, el momento fatídico en el que entregas la cuchara, en el que esos recuerdos pasan automáticamente a otra dimensión.
Y exceptuando dos cosillas, que se guardarán (o puede que no) como recuerdo tuyo para tus descendientes, el resto, cuando tus hijos o herederos tomen definitivamente posesión de la casa donde viviste, todo lo que habías guardado como recuerdo durante toda tu vida se convierte en basura a la espera de la visita de una cuba para ser retirada.
Ya lo dijo el genial Papa Francisco:
-¿Han visto alguna vez una mortaja con bolsillos?
-¿Han visto alguna vez un camión de mudanzas en un entierro?
Pues eso.




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