SegĂșn la RAE, el tojo es una planta perenne de la familia de las papilionĂĄceas, variedad de aulaga, que crece hasta dos metros de altura, con muchas ramillas enmarañadas, hojas reducidas a puntas espinosas, flores amarillas, y por fruto, pequeñas vainas aplastadas con cuatro o seis semillas.
Fonema que proviene del romano "toju" (pronunciado "tĂłiu") y que ha evolucionado al "toxo" escrito ya como tojo.
Esto, seguramente serĂĄ verdad; pero lo que si es verdad verdadera, es que hay millones y millones de tojos (aplĂquese el gĂ©nero que apetezca) viviendo en este mundo.
Tojos, "tojas" o lo que sean, que viven constantemente pinchando a los demĂĄs. En el trabajo, los clĂĄsicos toca-huevos que se llevan todo el dĂa pinchando, e incluso, clavando aguijones. En casa, tanto el marido, como la mujer, como los hijos, y algunos padres y madres de la unidad familiar, que lo Ășnico que hacen es pinchar, cada vez mĂĄs profundo y mĂĄs continuamente.
De la polĂtica no hablo; ni mundial, ni nacional, ni autonĂłmica ni municipal.
Y después de tanto pinchar, y pinchar, y pinchar; al final el globo del compañerismo, del amor, del respeto y del cariño termina explotando; y tras eso, las reclamaciones al maestro armero.
HabrĂĄ que aplicarse la frase de: El tojo, no lo cojo, solo lo desalojo y bien lejos lo arrojo.
¡A ver si de una vez pudiĂ©semos vivir en paz!
Fonema que proviene del romano "toju" (pronunciado "tĂłiu") y que ha evolucionado al "toxo" escrito ya como tojo.
Esto, seguramente serĂĄ verdad; pero lo que si es verdad verdadera, es que hay millones y millones de tojos (aplĂquese el gĂ©nero que apetezca) viviendo en este mundo.
Tojos, "tojas" o lo que sean, que viven constantemente pinchando a los demĂĄs. En el trabajo, los clĂĄsicos toca-huevos que se llevan todo el dĂa pinchando, e incluso, clavando aguijones. En casa, tanto el marido, como la mujer, como los hijos, y algunos padres y madres de la unidad familiar, que lo Ășnico que hacen es pinchar, cada vez mĂĄs profundo y mĂĄs continuamente.
De la polĂtica no hablo; ni mundial, ni nacional, ni autonĂłmica ni municipal.
Y después de tanto pinchar, y pinchar, y pinchar; al final el globo del compañerismo, del amor, del respeto y del cariño termina explotando; y tras eso, las reclamaciones al maestro armero.
HabrĂĄ que aplicarse la frase de: El tojo, no lo cojo, solo lo desalojo y bien lejos lo arrojo.
¡A ver si de una vez pudiĂ©semos vivir en paz!
Foto de mi amiga Juani Mora. |
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