SUPOSITORIOS.

Esta palabra proviene de una latina "suppositorium" (colocado debajo), de donde deriva en la edad media la palabra de hoy en día.

..."se cura con vazjamjento de la materia por melezjna (purgación) o por supositorio agudo el qual se pone dentro, en el sieso"....(Arte complida de cirugía año 1450).

Los supositorios ofrecen una alternativa eficaz a los métodos tradicionales de administrar un medicamento por boca, en forma de pastillas, jarabe, disoluciones, inhalación, o en forma de pulverizaciones o inyección. 

Existen muchas razones por las que el médico suele, o solía echar mano de ellos.

El motivo más obvio es para tratar enfermedades o lesiones en el recto y el ano. 

Los supositorios, además, son recomendables en los casos en los que el fármaco en forma de tableta puede ocasionar irritación gástrica u otras alteraciones digestivas. Además, se absorben hacia la circulación sanguínea más lentamente que por la boca, lo que resulta beneficioso para la cura de ciertas enfermedades; también valen para ayudar a salir lo que no quiere salir.

Pero el que me interesa en extremo hoy es el supositorio de "conducta".

Hay algunos y algunas que deberían tener el sieso igual de grandes que su "siesura", grande, amplio, y con una capacidad importante.

Y a todos los laboratorios farmacéuticos solicitarles que fabriquen supositorios del tamaño de un botellín, cargados de: humildad, educación, respeto, generosidad, alegría, servicio a los demás, honradez, integridad y algún que otro aditamento más para que se lo pongan tres veces al día a todos y todas los que lo necesiten.

Ah, y por cierto, a los que no cumplan las normas para evitar la propagación de Covid, si lo pillan, ¡supositorios al canto! con la punta con un poco de picante, a ver si así se enteran de una vez. 

Que no, que no puede ser.

Foto extraída de la página: nostalgika.es