No obligues a nadie a quererte, mejor oblígalo a irse. Quien insista en quedarse, es quien realmente te quiere. Siempre seremos para alguien, la persona correcta que conocieron en el momento equivocado.

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18 agosto 2020

PUPITRE.

Este vocablo proviene como otros muchos del latín, exactamente de "pulpitum" (del que también deriva el púlpito de la Iglesia; en Francia "pulpitum" derivó en pupitre y así llega a nosotros procedente del francés como un galicismo más.
Pupitre es: mueble o especie de mesa en forma de plano inclinado que sirve para escribir u otros usos.
Cuando leí esta mañana esta palabra en facebbok, por un momento imaginé que el pupitre tuviera vida, y lo que es más importante, poseyera memoria...
¡Cuántas palabras se han escrito encima de su tarima!.
¡Cuántas cosas se han guardado dentro del cajón!.
¡Cuantos mensajes de amor escritos en tiritas de papel se han soñado, sentado en uno de esos pupitres!.
¡Cuantas bolitas de papel escondidas entre sus cuatro tablas para tirarlas con un cuerpo de bolígrafo, cual cerbatana amazónica!.
Libros, plumieres, bocadillos, libretas, compases, reglas, escuadras, cartabones, diccionarios, y en algunos casos hasta sobaos pasiegos de casa Ibáñez.
Papelillos escritos con letra diminuta escondidos en el cajetín pretendiendo ser chuleta de consulta para los difíciles exámenes; y algunos, más antiguos, como el de la foto, con su hueco para incorporar el tintero.
¡Cuantos apuntes, y que cerca tu compañero o compañera para echar una ojeada en alguna prueba!.
Los pupitres estaban ordenados en filas, normalmente eran cuatro o cinco filas desde el principio del aula hasta donde se recostaban los, y las(pocas, eso es verdad) que pasaban abiertamente de la enseñanza y la educación.
Los pupitres del final obviamente tendrían otros recuerdos diferentes a los de delante, pero todas las memorias de todos los pupitres escribirían detalladamente una parte muy importante de nuestra historia.
Después se pasó a la mesa y la silla, esas mesas verdes de metal con tapa de formica, también verde, con un cestillo de metal bajo la tabla para colocar las cosas y exponerlas a todos, abandonando a la nostalgia la reserva del pupitre, la incógnita del cajetín; y para sentarse una silla, del mismo metal y con el asiento y respaldar de la misma formica del pupitre.
Quizá las mesas y las sillas sean más baratas, mas higiénicas, mas operativas a la hora de moverlas para limpiar y colocarlas; pero el caché, la solera, la magia, y el hechizo de un pupitre, no podrían ni en mil años igualarlos.



Foto subida de la página: milanuncios.com

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