No obligues a nadie a quererte, mejor oblígalo a irse. Quien insista en quedarse, es quien realmente te quiere. Siempre seremos para alguien, la persona correcta que conocieron en el momento equivocado.

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21 septiembre 2020

MIRADAS.

Primero era la de mamá y la de papá; la ternura cuando tiritabas por la fiebre, la delicadeza cuando te encontrabas mal, el genio cuando sacabas los pies del plato, el enfado cuando se sentían desengañados, la irritación si no volvías a casa a la hora indicada, muchas veces no era necesario ni hablar, te miraban, e ipso facto dirigían su mirada hacia la escalera, y ya sabías que tu destino era la cama.
Los compañeros de colegio también te miraban, y todavía no he llegado a comprender por qué lo hacían con la expresión de violencia, de zurrarte si hubieran podido, y algunas veces...; y las compañeras también te miraban, pero de esas miradas, como casi siempre, no te dabas cuenta.
Las chicas te miraban, eso dicen, pero normalmente te miraban por fuera; te miraban el tipo, el pelo, los ojos, la boca, la ropa, pero pocas miraban detrás de tus ojos, pocas eran capaces de dilucidar el amor que rebosaba del corazón del de enfrente; a los chicos les pasaba igual, incluyendo en sus ojeadas, las tetas y el culo y unos labios carnosos.
Pocos miraban las manos, pocas miraban detrás de los ojos, pocos miraban el tono de voz, y casi ninguna miraba el perfume de una piel, que por cierto es inolvidable.
Miradas de incomprensión, miradas de complicidad, miradas de traición, miradas de alevosía, miradas pretenciosas, miradas de admiración, miradas de deseo, e incluso, algunas veces, miradas de amor.
Yo, lastimosamente, miro bastante mal, hay un lado oscuro en mi mirada, pero oscuro para el que viene porque no lo veo venir.
Lo cierto y verdad es que si miras bien unos ojos cuando estos te miran, dicen muchas cosas.
Después vendrán las aclaraciones timoratas, los razonamientos ficticios, las mentirosas elucidaciones, las falsas exposiciones, todo para intentar ocultar lo que ya dijeron tus ojos.
Los árabes, grandes filósofos al igual que los chinos, lo tenían claro.
"Quien no comprende una mirada tampoco entenderá nunca una larga explicación".

Foto extraída de la página: protocolo.org

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