¿Hace cuánto tiempo? Cincuenta y cinco años más o menos, pues quizás así sea.
Se me viene a la memoria la Feria de mi Ciudad, Sanlúcar la Mayor, y las cinco personas que completaban mi familia.
Mi padre, mi madre (que en gloria estén), este que escribe, su hermano y su hermana.
Mamá, se levantaba como siempre temprano, aunque ese día era para ir a la Feria.
De mañana, después de preparar la ropa de todos (mi padre ya se había ido a trabajar al Mercado de Abastos), mi madre, se ponía a hacer la comida para almorzar en la Feria, claro pues no disponíamos de mucha plata para hacerlo a cuerpo de caseta.
Una tortilla de papas, unos filetes empanados, un poco de chorizo y queso, y un poco de caña de lomo, eso sí, muy fina cortada, un paquete de picos y a meter todo en una bolsa grande, como las de ahora que se compran y se reutilizan en Mercadona. Y después de prepararlo todo a vestir a los niños.
A mi hermana de gitanilla pizpireta y a los hermanos con su pantalones cortos y nuestras sandalias con calcetines blancos.
Todo recogido, mi madre cogía a los niños de la mano, sobre todo a la más pequeña y también el bolsón con la comida y salíamos desde la calle Queipo de Llano (hoy Jiménez Becerril) en dirección al Mercado de Abastos a recoger a mi padre y después a almorzar a la Feria.
En la caseta Municipal, que por aquel entonces estaba pegadita el grupo escolar, pedíamos la bebida y planteaba mi madre la mesa, ¡Ay mi madre cómo era!
Años más tarde, ya viuda, nos confesó a Charo y a mí, que lo que más le gustaba de la Feria eran los caballitos.
¡Pues a los caballitos!
Espero que estés disfrutando de los caballitos celestes en estos días de Feria en el cielo.
MUCHAS GRACIAS MADRE, UN BESO; O MIL.