El origen de esta palabra proviene de un italiano que llegó a España a mediados del siglo XVIII, napolitano, que para mås señas se apellidaba "Cioglio", y de ahà fue derivando hasta el chollo que conocemos hoy.
Este hombre pidiĂł licencia para poner sillas en las calles, en el recorrido de las procesiones y desfiles, de tal forma que la gente pudiera sentarse en lo uno y en lo otro y verlos cĂłmodamente.
Y no olvidemos que el italiano cobraba a todo el que se sentaba en una de sus sillas, puestas en la calle, no lo olvidemos.
Colocaba y alquilaba sillas para miles de eventos y de ahà es como el italiano se hizo rico solo con unas licencias y unas sillas en la calle; de ello proviene, después de castellanizar el nombre, el llamar chollo a una bicoca.
Si alguien que lea esto, esta Semana Santa va a pagar por sentarse en una silla o asomarse a un balcĂłn para ver las cofradĂas, pregunte por si acaso el que lo hace es italiano, quizĂĄ fuera familia del tal Cioglio.
Pero hoy en dĂa hay un chollo mucho mĂĄs rentable que el de alquilar sillas, es el de sentarte en la bancada.
Alquiler de vivienda, aunque tengas una en propiedad te lo pagan, la comida mĂĄs barata que en la guarderĂa, coche oficial, secretario, despacho, ipad, mĂłvil, partes de emolumentos libres de impuestos, pensiĂłn asegurada con pocos años de trabajo, en fin...
Si el napolitano Cioglio levantara la cabeza, seguramente hubiera enfocado el negocio de otra forma.
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