Tres
millones cuatrocientos veintidós mil parados al 31 de marzo.
Los
responsables políticos de nuestro país llevan años utilizando a los que sufren
la lacra del paro como bola de tenis; unos se la lanzan a otros y otros se la
lanzan a unos.
Pero
ninguno pone el dedo en la llaga; ninguno, ni ninguna, profundiza en esa piscina
cenagosa que es el desempleo.
Habría
muchas cosas que discutir sobre este tema, pero lo esencial debería de ser que
todo el mundo, trabaje o no trabaje, tenga un sueldo justo a fin de mes.
Partiendo
de esta afirmación, nos podemos hacer algunas preguntas:
-¿Si
hay tres millones y pico de parados, por qué se permiten las horas extras y la
mayoría de las veces no remuneradas?
Menos
cotización a la seguridad social y puestos de trabajo que se podrían ocupar por
otras personas.
-¿Por
qué se permiten contratos a media jornada cuando en algunos trabajos no sería
lógico el cambio de turno a la mitad?
Seguimos
con menos cotización a la seguridad social.
Trabajos
en negro, muchas veces propiciados por los mismos trabajadores, que también
influyen en la cotización a la seguridad social.
En
fin, entre que todos los que están en la lista del paro no están realmente
parados, entre que se hacen horas extras sin contratar a nadie, y mientras que
haya jubilados y personas con invalidez que ocupen puestos de trabajo, quizá el
paro no tenga nunca arreglo; podrían echar una "miradita" a Francia que está ahí
al lado.
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