Todos nos sentimos acechados por su sombra, la mayoría tememos su presencia en nuestras vidas porque eso significa que no hemos conseguido lo que buscábamos, por lo que luchábamos.
Recuerdo una entrevista televisiva a mi amigo y torero Juan Antonio Ruiz "Espartaco", en la que hablaba de su vida personal y profesional en la que comentaba que cuando se estaba vistiendo de torero, lo que más le preocupaba, lo que más miedo le daba, por lo que más respeto tenía era al fracaso.
Ya con la entrevista avanzada confesó que donde sí había fracasado sin remisión era en su matrimonio...
-Yo me casé para formar una familia, para criar a unos hijos, para envejecer juntos y he fracasado; o quizá hemos fracasado, debería haber dicho.
Todo el que intenta algo puede tener el yin y el yang, el triunfo o el fracaso, la gloria o el infierno.
Pero lo que si debemos de tener presente es que un fracaso no significa que todo se acabe; en cualquier aspecto de la vida, en el colegio, en la vida laboral, en la vida social, en la vida amorosa, como padres, como hijos, todo fracaso tiene una oportunidad de resarcirse si uno, o una, así lo desea.
Quien tenga la osadía de aseverar que nunca ha fracasado, o no ha hecho jamás nada o es un mentiroso empedernido.
Cuando llegue el fracaso, que llegará, habrá que revisar si un error nuestro ha sido el que nos ha llevado al el, intentar subsanarlo, e iniciar nuevos caminos, caminos en busca del triunfo y la felicidad.
Y recordad siempre que...
"Hasta los monos se caen de los árboles"
Y jamás dejan de subirse a ellos.
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