Hace tiempo, mucho antes de que cada una de las casetas de feria contrataran un mĂșsico o un grupo para despuĂ©s del almuerzo, me llevaba la guitarra a la feria.
El miĂ©rcoles del "pescaĂto" iba cargado con la guitarra, a la que le habĂa puesto cuerdas nuevas, y echĂĄndole la llave, dormĂa en la trastienda toda la feria hasta que a alguien se le ocurriera cantar y precisara mi acompañamiento.
DespuĂ©s del cafĂ©, y ya en los cubatas, nos reunĂamos unos pocos y unas pocas en un cĂrculo para cantar un rato, bueno cantar otros, yo "en teorĂa" no sabĂa hacerlo, por lo que me dedicaba a tocar. Cuando empezaron a proliferar los conjuntos despuĂ©s del almuerzo, mi reacciĂłn fue dejar de sacar la guitarra, el retumbo del bajo a todo volumen, podrĂa dañar la caja de resonancia; algunos creyeron que era una pataleta, pero lo cierto es que dejĂ© de tocar la guitarra a medio dĂa, y mĂĄs tarde dejĂ© hasta de bajarla.
Creo que fue una reacciĂłn equivocada, dadas las palabras que escuchĂ© el otro dĂa de la boca del genial Kiko Veneno, que me abrieron los ojos, decĂa:
- Cuando tenĂa que cantar en un garito y la gente andaba con el run-run en un volumen desorbitado, sacaba la guitarra y me ponĂa a tocar por lo "bajini"; empezaba a cantar bajito, y cuando la gente se daba cuenta, automĂĄticamente bajaba el volumen para escuchar.
Me equivoquĂ©, si hubiera empezado a cantar por lo "bajini" quizĂĄs se hubieran callado los conjuntos, pero yo no sabĂa cantar...
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